jueves, 7 de enero de 2010

pelando papas

No. no es una historia del peluquero del Vaticano. Pero es sobre un italiano
Giovanni era un joven de 17 años que vivía en Pallare, Savona. Siendo el mayor de cuatro hijos (dos varones y dos mujeres, alternados) sufria y gozaba de prebendas y deberes del primogenito.
Entre las cosas que mas le gustaba ayudar era en la cocina. No en vano pasaba de chico las tardes junto a su abuela Teresa Giulietta, viendo como creaba sabores a destajo. Ajo y aceite de Oliva con Romero al por mayor.
Una tarde, pelando papas para el guiso invernal, descubrio que estaba mas torpe de lo acostumbrado, y junto con la cascara se iban grandes trozos del blanco almidon. No estaba particularmente cansado, ni dormido, ni una gota de la vinetta habia probado. Luego de repasar una y dos veces la situacion, vio que el cuchillo estaba torcido levemente con respecto al mango; eso hacía que su destreza fuera la de un boxeador con guantes puestos.
Penso rapido: ir al puesto de papas y proponerle un negocio al puestero: regalar cuchillos a sus clientes con esta particularidad, y ir a porcentaje de las nuevas ventas.
Pero su consciencia social pudo mas que su mente comerciante: puso un aviso en el diario local, a su costo, informando del descubrimiento.
Moraleja?

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