jueves, 9 de septiembre de 2010

Beodo Timido

Pensando y recordando alguna que otra expriencia, creo que no hay borracho más divertido que el Borrachín Tímido. Ojo, no es el tipo que cuando se empeda se pone timido, sino aquel tímido por naturaleza que al copetearse se le van las inhibiciones.
En la barra veraniega el Peta era el desiderátum del timido: gran tipo, pésima coordinacion de sus miembros (patético para cualquier tipo de juego con pelota), y un terror vandálico para con el otro sexo.
Una noche en la calle Totora se armó un picado nocturno, a la luz de mercurio. Jugado a muerte, era la previa al baile del Albatros. Los locatarios (los amigos que vivian en Totora) había preparado un bidón de 10 litros, de Caipirinha (10 lts de Velho Barreiro, dos limones, un kilo de azucar y tres cubeteras de hielo). Como era lo único fresco que habia, todos saciamso la sed con ese jugolin tan rico, y arrancamos para el Albatros, con algo de perfume para evitar el baño.
Para qué...
Media hora después, nos estaba pegando en el lóbulo derecho como un percutor.
El espectáculo, sin duda, era el Peta. Era algo asi como ver al párroco de la zona cargándose a la del almacén, a las tres de la tarde.
No era un desaforado diciendo improperios, ni una mala palabra, era como que cada cosa que decia debia levantar una tapa enorme para pasar del cerebro a la boca. "Mmmm que pasó en el cielo que se cayo un Ángel" le decía a un pescado impresentable, que lo miraba, lo media como para saber si la cosa era cierta o joda, y luego se iba. Y él, después de que se fuera,se retorcia de la risa y de la vergüeza, que acudía a él cuando ya era tarde.
Esa noche fué la victoria, su victoria, contra la timidez. Por lo menos unas horas le dio respiro, lo soltó un poco, y nosotros confirmamos que era tan degenerado como todos nosotros.

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